Durante 22 años de experiencia en el campo de selección de personal, he descubierto una y otra vez la importancia del factor de afinidad entre candidatos y entrevistadores. Investigaciones en el campo de psiquiatría hablan del “efecto espejo en las neuronas” y es justamente este tipo de fenómeno el que observo en aquellos tomadores de decisión que, además de considerar el talento, conocimientos y competencias de los candidatos, se “inclinan” por aquellos con quien comparten cierta empatía.
La afinidad, en términos sociológicos, se refiere a un «parentesco de espíritu», intereses y otras similitudes interpersonales, por lo que considero que el fit cultural va más allá de los valores y objetivos de una empresa; se trata de personas tomando decisiones a partir de su propio contexto y entorno.
Puede sonar subjetivo, pero en mi experiencia, el análisis del ambiente de la compañía, el área, y la cultura de las personas que la componen tiene variables medibles y específicas, pero también preferencias culturales inherentes a quien incluso de forma inconsciente las incluye en la selección de la persona ideal para el puesto.
Localizar y atraer al talento clave es una ciencia y un arte y somos personas, con toda la complejidad que esto implica, las que día a día decidimos cómo formar equipos de trabajo exitosos, estables y productivos.
En conclusión, mi recomendación para los profesionales de head hunting, es indagar, no sólo lo ya plasmado en una descripción de puesto o en un formato de perfilamiento, si no investigar más allá, tanto del lado del cliente como del candidato identificando coincidencias y discrepancias, leer más allá de lo escrito, cuestionarnos durante el proceso y las interacciones con cada uno de los involucrados.
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